He descubierto que se puede sobrevivir sin dos comidas fuertes al día de tres platos cada una.
Parece obvio, pero cuando llegué a Dinamarca este tema me agobiaba muchísimo. Para ir al børnehave (guardería), Daniel tenía que llevar su madpakke (caja de comida) con la comida. Por suerte tenía a mi suegra cerca para iniciarme en este mundo: rugbrød (pan negro) con pålæg (la chicha), y unos tomates cherry, zanahorias, pimiento, pepino y/o fruta para acompañar. Ya llevo varios años de experiencia, y lo que mejor nos funciona es un bocadillo de pan negro, otro de pan de molde (Horror! Una vez vino un amigo de Daniel a casa y no sabía lo que era!) y según el día, fruta o verdura para acompañar. Normalmente le ponemos zanahoria, que es muy cómodo y se la come sin problemas, además de que a media tarde (danesa, se sobreentiende, alrededor de las 3) toman generalmente fruta en el colegio con el GFO (SFO se llama normalmente, skolefritidsordning, pero en Gentofte lo personalizan. Es como un recreo vigilado o tutelado por pedagogos y ayudantes que complementa las horas de clase, así que está abierto de 7 a 5 de lunes a viernes, salvo días festivos nacionales) en el rato que llaman de "hygge", que es la palabra que se utiliza para definir un buen rato en el que uno se siente a gusto.
Los niños en el børnehave llevaban bolsas con pepino, zanahorias, pimientos o fruta cortada para el recreo. A veces era eso lo único que comían. Y yo insistiendo a Daniel día tras día para que se comiera todo el madpakke. Y si había dejado algo, se lo daba de merienda. Nada de tirar comida. Exactamente lo contrario a lo que hacen aquí. Son los niños quienes deciden qué comen, cuándo y cuánto. Es tan distinto a lo que yo estaba acostumbrada...
Con Ulrik, cuando tenía unos ocho meses, en una visita de la enfermera para control, se me dijo que lo sentara a la mesa a cenar con nosotros, la misma comida. Y además pretendía que le diera pan negro a mediodía! Yo estaba horrorizada. Por supuesto, seguí dándole mis purés, al más puro estilo español, para comer y cenar. El tiempo que estuvo con la dagplejemor (una especie de madre de día como alternativa al vuggestue - guardería para más pequeños) aprendió a comer a la danesa: pan negro, fruta, verdura, leche en la comida, y pan con mantequilla, por supuesto todo ecológico, pero con las manos y limpiándose en la ropa. Llegaba a casa comiéndome cruda, así que las cenas siempre han sido bastantes contundentes. Ahora Ulrik está en un børnehave (bendito børnehave!) y come lo que preparan ahí. También es todo ecológico, pero me pregunto cuánto deben ganar con el tema de las comidas, porque para ponerles pan negro, pan blanco, mantequilla, paté la mayoría de los días y a veces sopa de tomate o risengrød (una especie de arroz con leche) como plato único, no debe ser un mal negocio. Fruta también toman. Sigue llegando a casa muerto de hambre.
En fin, yo quería hablar de lo que me impresiona cuánta fruta y verdura toman. A veces sólo eso. Cuando tienen hambre, zanahorias. Como aperitivo, zanahorias... Puede ser porque vivo en Gentofte, pero entre eso y la obsesión por correr, la bici y el deporte, están estupendos. Y no se mueren por no comer, es una decisión. Comen lo que quieren y cuando quieren, y eligen comida sana. Wow.
Hoy he tenido grupo de madres (con Carla). Una nos preguntaba con cuánta frecuencia cambiábamos los pañales con caca al día, porque ella ayer había se los había cambiado a su hijo dieciséis veces, por ejemplo. Y no puede ser por la comida, porque no está comiendo ni ésto ni aquello ni lo de más alla (menuda lista que dio en un momento). Incluso un día comió una manzana en todo el día... Mi primer pensamiento fue: "si yo me viera en su lugar, en lugar de comer una manzana en todo el día, si acaso me pondría hasta arriba de arroz". Daneses...